El ojo de cada tormenta

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Respuesta anarquista al huracán Helene

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A finales de septiembre de 2024, el oeste de Carolina del Norte y los estados circundantes experimentaron 30 pulgadas (76,2 cm) de lluvia en dos días cuando una tormenta sin nombre chocó con el huracán Helene sobre las montañas del sur de los Apalaches. La catástrofe resultante arrasó toda la región. En un momento en que la desinformación, el aumento del autoritarismo y las catástrofes exacerbadas por el cambio climático producido industrialmente están creando un bucle de retroalimentación de crisis cada vez mayores, es crucial entender la respuesta a las catástrofes como una parte integral de la defensa de la comunidad y elaborar estrategias sobre cómo esto puede desempeñar un papel en los movimientos de liberación. En la siguiente reflexión, un anarquista local involucrado en los esfuerzos de respuesta a desastres de larga duración en los Apalaches relata las lecciones que han aprendido en las últimas seis semanas y ofrece consejos sobre cómo prepararse para los desastres venideros.

Traducido por A Planeta.


La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estimó que el huracán Helene vertió 151.416 millones de litros de agua sobre la región. Se calcula que causó 1800 corrimientos de tierra, dañó más de 160 sistemas municipales de agua y alcantarillado, al menos 10.000 km de carreteras, más de 1000 puentes y alcantarillas y unas 126.000 viviendas. Se han confirmado más de 230 muertes en seis estados y muchos siguen desaparecidos.

Toda la región estuvo completamente aislada del mundo exterior durante un día o más, con todas las carreteras principales cortadas por corrimientos de tierra, puentes derrumbados y árboles caídos. Los servicios de agua, electricidad, Internet y telefonía móvil se cortaron a las pocas horas de la llegada del huracán y permanecieron cortados durante días o, en algunas zonas, semanas. Todavía hay comunidades que probablemente no tendrán electricidad durante otros tres meses porque las carreteras que utilizaría la compañía eléctrica ya no existen. Seis semanas después de la catástrofe, decenas de miles de personas siguen sin tener acceso a agua potable. No sólo miles de casas han sido borradas del mapa, sino que en muchos casos el terreno en el que se asentaban ya no existe. Enormes corrimientos de tierra han socavado cañones de nueve metros de profundidad, dejando al descubierto lechos rocosos que no habían visto la luz del día en decenas de miles de años. Las inundaciones torrenciales movieron tanta tierra y provocaron el cambio de curso de tantos ríos que los científicos han calificado el huracán de «acontecimiento geológico».

En respuesta, ha surgido una hermosa red de redes de ayuda mutua que ha salvado innumerables vidas aportando suministros esenciales, proporcionando atención médica, creando centros de distribución de agua en los barrios, estaciones de carga solar, centros de Internet por satélite, cocinas gratuitas, guarderías gratuitas y mucho más. Nombra una necesidad y aquí hay gente que se ha organizado para satisfacerla. Compartimos estas lecciones que hemos aprendido con la esperanza de ayudar a otras personas a prepararse para situaciones similares, con el objetivo de aumentar nuestra capacidad para construir infraestructuras autónomas a largo plazo.

Empieza a prepararte ya

No hay mejor momento que el presente para organizarse.

Nuestro grupo de ayuda mutua existe desde hace casi ocho años. A las 72 horas de la bajada de las aguas, teníamos un centro de ayuda mutua en funcionamiento y estábamos movilizando a gente para comprobar si había personas desaparecidas y a equipos de motosierra para sacar a la gente de sus casas y abrir carreteras. Sólo pudimos hacer estas cosas porque ya habíamos trabajado en nuestra comunidad para construir la confianza y las relaciones que son tan vitales en tiempos de crisis.

Aunque somos un grupo pequeño, contamos con una amplia red de amigos y aliados que ha ido creciendo a lo largo de años de ayuda mutua y esfuerzos organizativos a menor escala. La mejor manera de prepararse para una catástrofe no consiste en almacenar suministros, sino en generar confianza en la comunidad y cultivar una red sana de relaciones. La mejor manera de lograrlo es empezar a realizar proyectos de ayuda mutua en tu comunidad antes de que surja una crisis aguda. Esto te dará práctica para trabajar en grupo y organizar la logística, además de ponerte en contacto con otras personas que de otro modo no conocerías y demostrarles que pueden contar contigo. Gracias al trabajo que ya habíamos realizado, cuando estalló la crisis la gente acudió a nosotros y corrió la voz de que éramos un buen grupo para canalizar suministros y dinero. Ese tipo de reputación solo se consigue poniéndote a trabajar ya.

Comunicaciones

Uno de los mayores retos iniciales a los que nos enfrentamos fue que la mayoría de los medios de comunicación quedaban fuera de servicio entre 24 horas y varias semanas, dependiendo de dónde vivieras. Esto incluye teléfonos fijos, móviles e Internet. No nos cansaremos de insistir en la importancia de contar con varias opciones de reserva para estar preparados en una situación así. En primer lugar, asegúrate de tener un lugar y una hora establecidos de antemano donde la gente sepa que puede encontrarse en caso de desastre. Probablemente sea una buena idea incluso si las comunicaciones no se desconectan: nada supera la comunicación cara a cara.

El Internet por satélite fue muy valioso durante las dos primeras semanas. Para algunas comunidades especialmente afectadas, sigue siendo el único medio de comunicación seis semanas después de la catástrofe. Por desgracia, Starlink, propiedad del supremacista blanco Elon Musk, ha demostrado ser el más útil y el más fácil de instalar en caso de catástrofe. Sabemos por experiencias pasadas que está ansioso por suprimir los movimientos sociales que utilizan los servicios de sus empresas. Hay otras empresas que ofrecen Internet por satélite, pero suele ser más lento y con límites de datos importantes. Por lo general, no son sistemas móviles y sería difícil instalarlos en medio de una catástrofe.

No olvides que necesitarás una fuente de electricidad, como un generador o energía solar, para que Internet por satélite funcione.

Las radios, especialmente las de radioaficionados, son otro medio de comunicación importante que debe organizarse de antemano con personas que ya sepan utilizarlas. Nuestro terreno montañoso limita la distancia a la que pueden emitir las radios, pero aun así habría sido útil contar con radios de radioaficionados.

Logística de la cadena de suministro

La logística de la cadena de suministro es una pieza enorme del rompecabezas. Será uno de sus mayores quebraderos de cabeza. En los dos primeros días de una catástrofe, probablemente sólo tendrás acceso a los suministros que ya tengas a mano en tu comunidad inmediata. Las tiendas estarán cerradas y no habrá gasolina disponible.

Pronto empezarán a llegar suministros de fuera de la zona siniestrada. El problema es que habrá un desfase importante entre el anuncio de la petición de suministros y el momento en que éstos lleguen. En algunos casos, demasiada gente acabará respondiendo a la llamada o, para cuando lleguen los suministros, las necesidades sobre el terreno habrán cambiado. Las redes sociales pueden ser útiles para hacer correr la voz sobre los suministros que se necesitan, pero agravan en gran medida el desfase, sobre todo porque se hacen capturas de pantalla de publicaciones antiguas y se comparten mucho más allá de su relevancia. Cuando hagas peticiones en las redes sociales, pon una fecha tanto en el texto como en las imágenes para que la gente sepa cuándo se hizo la petición.

Aprenda a anticipar cuáles serán sus necesidades dentro de una semana, no mañana, porque será entonces cuando lleguen los suministros. En caso de que se establezcan centros regionales de apoyo, suele ser más eficaz comunicar las necesidades directamente a uno de ellos que difundirlas por las redes sociales.

Dicho esto, no todas las catástrofes van a recibir la misma atención nacional que el huracán Helene. Es posible que te encuentres en una situación en la que no haya suficientes donantes o suministros.

Maquinaria pesada

Necesitamos más personas en nuestro ámbito que posean o al menos sepan manejar maquinaria pesada. Las inundaciones destruyeron cientos de kilómetros de carreteras e innumerables puentes. Grandes montones de escombros y decenas de miles de árboles derribados también bloquearon las carreteras, haciendo inaccesibles muchas zonas. Este no es el tipo de problema que se puede resolver con palas y carretillas.

En muchos casos, las comunidades que quedaron totalmente aisladas literalmente arrasaron su camino a la ciudad; algunas utilizaron excavadoras para construir nuevos puentes a partir de trozos de los viejos puentes. No fue el Estado quien hizo este trabajo, sino pueblerinos propietarios de maquinaria pesada que se tomaron la justicia por su mano mucho antes de que aparecieran el Estado o el gobierno federal. El activismo rural está bastante bien preparado para enfrentarse a cualquier cosa que implique una motosierra, dado que nuestra red incluye a no pocxs arboricultores profesionales y muchxs de nosotrxs ya cortamos nuestra propia leña. Pero no estábamos preparados para situaciones que implicaran montones de escombros y movimientos de tierra. Incluso más allá de la necesidad inmediata de abrir el acceso a las comunidades cortadas, el equipo pesado, como camiones volquete y azadas de oruga, sigue siendo crucial para los trabajos de demolición y limpieza a largo plazo en los meses siguientes a la tormenta.

Romper el hechizo

A riesgo de repetir un tópico, las crisis agudas como las catástrofes naturales rompen realmente el hechizo de la normalidad en el que vivimos tantxs de nosotrxs. En todo el oeste de Carolina del Norte, decenas de miles de personas han experimentado la alegría de salir del caparazón del individualismo aislado y sumergirse en la euforia y el sentido de propósito que ofrece la acción colectiva. De repente, la gente ve que estamos mejor cuando trabajamos en cooperación unos con otros, y que hay recursos suficientes para satisfacer las necesidades de todxs cuando colaboramos en lugar de competir. Incluso para lxs radicales, hay una diferencia entre conocer estas verdades intelectualmente y vivirlas, respirarlas y sentirlas 24 horas al día, 7 días a la semana.

Para ser clarxs, no creemos que los grupos de ayuda mutua deban enfocar su trabajo con la pregunta «¿Cómo radicalizamos a la gente?» como objetivo principal. Nuestro objetivo primordial debe ser siempre salvar vidas y asegurarnos de que se cubren las necesidades básicas de la gente. Pero es cierto que, en el transcurso de esta crisis, miles de personas se han hecho una idea de cómo podríamos organizar mejor la sociedad. Muchas de ellas tienen verdaderas ganas de mantener vivo ese espíritu, pero no saben por dónde empezar ni dónde enchufarse.

No debemos aparecer en las catástrofes como lo hacen los grupos autoritarios o cristianos, buscando aprovecharse de las personas vulnerables. Por el contrario, debemos asegurarnos de que haya formas de que quienes se radicalizan por las catástrofes y la experiencia de responder a ellas tengan oportunidades de implicarse en algo duradero.

Rumores y desinformación

En una catástrofe es difícil obtener información fiable. Incluso cuando se recupera el acceso al teléfono y a Internet, los rumores corren como la pólvora mientras todo el mundo se apresura a averiguar qué ha pasado y qué tipo de ayuda está disponible o en camino. Muchas personas estarán profundamente traumatizadas: cuando de repente lo has perdido todo o te han quitado la sensación de estabilidad, reinan el miedo y la ansiedad. Además, muchas de las personas que participan en las tareas de socorro lo hacen a pura adrenalina. Ninguno de estos estados de ánimo favorece la claridad mental. Es importante poner los pies en la tierra y difundir la calma.

No repita información no verificada, especialmente en las redes sociales. Si una declaración empieza con «el tío de mi mejor amigo dijo…» o «he oído de una fuente fiable que…», hay muchas probabilidades de que se trate de un rumor y no de información verificada. Cuanto más sensacionalista sea el rumor, más tentador será difundirlo.

No podemos contar el número de rumores que circularon por aquí. La mayoría sólo sirvieron para sembrar el miedo. «Los militares están entrando y cerrando centros de ayuda mutua y confiscando suministros». «Las milicias están cazando a lxs trabajadores de la FEMA [Agencia Federal de Gestión de Emergencias]». Lo mejor es tomar nota de esos rumores y estar preparado en caso de que resulten ser ciertos, pero mientras tanto, seguir haciendo lo que se está haciendo hasta que se vea lo contrario con nuestros propios ojos. La mejor manera de obtener información fiable es en las interacciones cara a cara con las fuentes primarias.

Haz preguntas a la gente mientras distribuyes la ayuda. Siempre que hacíamos un reparto de suministros o un control de bienestar, nos asegurábamos de hacer preguntas extensas, como:

  • «¿Qué necesidades hay aquí que no estén cubiertas?».
  • «¿Ha habido ya ayuda del gobierno?
  • ¿Todavía hay personas desaparecidas?
  • «¿Qué carreteras están abiertas o cerradas?»
  • «¿Sabes de gente que siga sin suministros?».

Buitres

Cuente con ello: la extrema derecha se apresurará a capitalizar cualquier desastre, sea cual sea el escenario, para hacer avanzar su agenda fascista. A las pocas horas de que volvieran las comunicaciones, aparecieron noticias falsas racistas alegando que los negros y morenos estaban saqueando. Pronto se transformaron en absurdas afirmaciones de que la FEMA no podía ayudar a la gente porque había gastado todo su dinero en inmigrantes, y luego en teorías conspirativas aún más descabelladas que sugerían que el gobierno había fabricado la tormenta para privar del derecho de voto a los votantes republicanos y que la FEMA iba a confiscar las tierras de la gente para la extracción de litio. No importa que no haya litio en las montañas del oeste de Carolina del Norte.

Por si fuera poco, muchos grupos de extrema derecha y nacionalistas blancos hicieron acto de presencia en el oeste de Carolina del Norte para prestar ayuda. En la mayoría de los casos, se limitaron a aparecer con unos pocos suministros y se marcharon en cuanto tomaron fotos para publicarlas en las redes sociales. Merece la pena distinguir entre los grupos que forman parte de la extrema derecha organizada, como Patriot Front y los Proud Boys, que sólo aparecen para ganar puntos políticos, no para ayudar a la gente, y los grupos que realmente están allí para proporcionar ayuda directa pero que también se inclinan hacia la derecha. No se debe tolerar a los primeros. Creemos que la gente debe acercarse a los grupos de esta última categoría con cautela y evaluar si tiene sentido trabajar con ellos caso por caso. Las crisis crean extraños compañeros de cama; había muchos partidarios de Trump trabajando junto a anarquistas para salvar vidas, despejar carreteras y entregar suministros.

La mejor solución para contrarrestar la influencia que la extrema derecha puede ejercer en situaciones de catástrofe es estar mejor preparadas y mejor organizadas. Los grupos que consiguen más, entregan más suministros y hacen más bien son los que se ganan más respeto. Así de sencillo. Un buen juego de redes sociales tampoco viene mal. Es vital que difundamos información fiable y memes y relatos inspiradores para contrarrestar el alarmismo racista que genera la maquinaria de desinformación de la extrema derecha.

Compromiso con el Estado

Necesitamos formas más matizadas de pensar sobre la ayuda gubernamental. Lxs anarquistas se encuentran en una situación incómoda con respecto a la FEMA y otras formas de ayuda oficial del gobierno. Criticamos con razón al gobierno por su dolorosamente lenta e inadecuada respuesta al desastre, pero cuando el gobierno finalmente aparece con recursos significativos, no estamos seguros de cómo involucrarnos.

Sugerimos que la gente se acerque a la FEMA y a organizaciones similares con la misma cautelosa curiosidad que los grupos de ayuda que se inclinan a la derecha pero no se organizan activamente para el fascismo. Aunque los esfuerzos de ayuda mutua de base son mil veces más flexibles y eficientes a la hora de responder a los desastres que la pesada burocracia del gobierno de Estados Unidos, nuestro acceso a los recursos palidece en comparación con el suyo cuando se trata de dinero, maquinaria y mano de obra. No hay forma de que podamos financiar mediante crowdfunding los daños estimados en 17.000 millones de dólares que causó Helene. Tenemos que aprovechar estratégicamente esos recursos sin comprometer nuestros principios ni debilitar nuestros propios esfuerzos. Estrategias como ayudar a la gente a navegar por las engorrosas solicitudes de ayuda de la FEMA y las reclamaciones de seguros pueden aliviar la presión sobre nuestros propios esfuerzos de recaudación de fondos.

Otro ejemplo de cómo necesitamos un enfoque más matizado para relacionarnos con el gobierno tiene que ver con el ejército. La presencia de los militares cambia drásticamente el ambiente de una comunidad en cuanto aparecen. El sentimiento comunitario de ayuda mutua y cooperación puede empezar a disiparse a medida que su cadena de mando toma el control. Es crucial mantener nuestros centros de ayuda mutua completamente separados de los militares; no permitirles que empleen personal o se instalen en nuestros emplazamientos bajo ninguna circunstancia. Pero eso no significa que no podamos colaborar estratégicamente con ellos para utilizar su mano de obra gratuita (y su maquinaria) para limpiar edificios, partir leña y mover martillos.

La mayoría de los militares son gente de clase trabajadora en su adolescencia tardía o veinteañera a los que los reclutadores militares les vendieron una mentira, una decisión de la que muchos de ellos llegan a arrepentirse. No les vendrá mal vislumbrar una forma mejor de ayudar a la gente.

Finanzas

La ayuda financiera directa es una gran necesidad que la mayoría de los grupos de ayuda en catástrofes no pueden o no quieren proporcionar. Si su grupo tiene la capacidad de recaudar grandes cantidades de dinero en efectivo, puede ser un recurso absolutamente inestimable en los días y semanas posteriores a la catástrofe. Los suministros donados tienen un límite.

En nuestro caso, decenas de miles de personas no sólo han perdido sus casas, sino también semanas o meses de empleo. Las facturas se están venciendo y la inmensa mayoría de la gente no está recibiendo nada parecido al tipo de ayuda que necesitan de la FEMA o de las compañías de seguros. Si tienes un grupo de ayuda mutua, abre una cuenta corriente a nombre del grupo y varios monederos digitales como Paypal y Venmo. Crea un sitio web y cuentas en las redes sociales con enlaces claros sobre cómo hacer donaciones. No esperes a que se produzca una catástrofe para hacer estas cosas.

Si sabes que se avecina una catástrofe, saca una gran cantidad de dinero en efectivo para tenerlo a mano. Recuerda, Venmo y las tarjetas de crédito no van a funcionar cuando la red eléctrica y las comunicaciones estén cortadas. Hemos descubierto que la mayoría de la gente es capaz de configurar algún tipo de monedero digital si lo necesita, pero es importante tener dinero en efectivo a mano para aquellos que no pueden.

También es probable que, si de repente recibes y envías grandes cantidades de dinero en poco tiempo, tu cuenta se congele o las personas a las que envías el dinero no puedan acceder a él inmediatamente. Esto es exasperante, pero parece que no hay nada que podamos hacer al respecto: estas empresas tienen sistemas automatizados que marcan las cuentas y afirman que no pueden anular el sistema cuando tu cuenta está marcada.

Organizarse

El socorro de base en caso de catástrofe ya no es competencia exclusiva de grupos eclesiásticos y pequeñas bandas de grupos autónomos de ayuda mutua. Este concepto se ha generalizado desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, cuando muchas personas descubrieron que sólo podían contar con sus vecinos. En este momento, grupos bien organizados y dotados de recursos de todo tipo están preparados para movilizarse rápidamente, desde grupos reaccionarios de derechas como la Armada Cajún hasta redes de pilotos de helicóptero voluntarios, por no hablar de grupos radicales como Ayuda Mutua en Casos de Desastre. Más allá de estos grupos específicos, ahora hay más gente que sabe cómo autoorganizarse. A los tres o cinco días de la retirada de las aguas, no se podía conducir más de diez minutos sin encontrarse con un centro de ayuda o un punto de suministro de agua en el patio delantero, la iglesia o el aparcamiento de una gasolinera. No sería exagerado decir que en una semana, el oeste de Carolina del Norte tenía la mayor concentración de vehículos de cuatro ruedas, todo terreno y motos de cross del mundo, ya que la gente llegaba de todo el sur y más allá para ayudar en las labores de búsqueda y rescate y hacer llegar suministros a las comunidades aisladas.

La mayoría de estos centros eran realmente de base, sin ninguna organización formal detrás. Se trata de un avance muy positivo, pero no exento de dificultades. Los principales problemas fueron la redundancia de esfuerzos y la falta de coordinación entre los centros de socorro, los equipos de limpieza de carreteras y las personas encargadas de los suministros, la búsqueda y rescate y los controles de bienestar. Cuanto antes se establezcan relaciones y buenos sistemas de comunicación con otros centros, mejor, para no tener que reinventar constantemente la rueda.

Crear un sistema de admisión para las personas voluntarias que llegan y organizar a la gente para que los coordine es una pieza enorme del rompecabezas. Tuvimos que rechazar muchas ofertas de ayuda en las primeras semanas porque no teníamos un buen sistema para acoger a los recién llegados, especialmente los de fuera de la ciudad, ni podíamos garantizar que pudiéramos incorporarlos a un proyecto cualquier día si simplemente se presentaban, a pesar de que siempre había una montaña de trabajo por hacer. Poner en contacto a los voluntarios con las comunidades y los hogares que necesitan atención médica, limpieza, vaciado y reparaciones requiere una enorme cantidad de trabajo de campo por su parte, por no mencionar la creación de confianza entre tú y los residentes. Harías bien en tener a alguien en tu grupo que sienta un profundo amor por las hojas de cálculo.